Para finalizar con esta larga serie de entradas
sobre las Rías Baixas, le llega el turno a las ciudades, Santiago de Compostela y Pontevedra.
Santiago no se encuentra dentro de los límites de las Rías Baixas, pero está
tan próxima que es casi obligado hacer una visita al Apóstol. Aunque habría que dedicar mucho más tiempo, un día es suficiente para visitar la Catedral y recorrer con cierto detenimiento su centro histórico.
En esta entrada se incluye también la
visita al pequeño pueblo marinero de Combarro, enclavado en la Ría de
Pontevedra y cercano a la propia ciudad de Pontevedra, un lugar de obligada
visita en cualquier viaje a las Rías Baixas. Ambos lugares son el complemento
perfecto y pueden visitarse en el mismo día.
1.) Santiago de Compostela.
Santiago, situada en el interior, aunque no muy lejos
de la costa de las Rías Baixas, es la capital de la Comunidad Autónoma de
Galicia y en ella tienen su sede tanto el Parlamento gallego como el gobierno
regional, la Xunta de Galicia.
Al margen de las cuestiones administrativas, la ciudad
debe su importancia y su fama mundial al Apóstol Santiago. Como es sabido, probablemente
en el año 813 d.C., el descubrimiento del sepulcro de Santiago el Mayor supuso
el origen de la ciudad. La primitiva capilla, ordenada construir por el rey asturiano
Alfonso II poco después del hallazgo para albergar las reliquias del Apóstol, fue
creciendo progresivamente y atrayendo a su alrededor cada vez más población, sobre todo debido a hechos relacionados con la reconquista, como la legendaria Batalla de Clavijo (844), en la que la presencia del Apostol sobre un caballo blanco ayudó a las tropas de Ramiro I a vencer a las de Abderaman II, instituyendo a continuación el voto de Santiago por el cual todos los cristianos de la península debían peregrinar a Santiago de Compostela como agradecimiento por su decisiva intervención en la batalla.
El crecimiento de la ciudad y de su importancia económica debido a las peregrinaciones, permitió iniciar la construcción de la actual catedral en el año 1075. La catedral fue consagrada en el año 1211. Desde finales del siglo XII, fecha en que el Papa Alejandro III concedió indulgencias plenarias a todos los que visitaran la Catedral en un Año Santo Jubilar, la peregrinación de fieles a Santiago, que ya se producía con anterioridad, no dejó de crecer, convirtiendo el Camino de Santiago en la meta de la ruta de peregrinación más importante del mundo.
El Apostol se convirtió en el símbolo de la reconquista.Esta escultura representa a Santiago Matamoros sobre su corcel blanco en la Catedral de Santiago. |
El crecimiento de la ciudad y de su importancia económica debido a las peregrinaciones, permitió iniciar la construcción de la actual catedral en el año 1075. La catedral fue consagrada en el año 1211. Desde finales del siglo XII, fecha en que el Papa Alejandro III concedió indulgencias plenarias a todos los que visitaran la Catedral en un Año Santo Jubilar, la peregrinación de fieles a Santiago, que ya se producía con anterioridad, no dejó de crecer, convirtiendo el Camino de Santiago en la meta de la ruta de peregrinación más importante del mundo.
Imagen de Santiago en la Capilla Mayor de la Catedral, a la que se puede acceder para dar el tradicional abrazo al santo. |
El aspecto actual de la Catedral, en un principio de
estilo románico, es fruto de la agregación de elementos góticos, renacentistas
y sobre todo barrocos. El barroco en Santiago alcanza su zénit con la terminación
de la fachada del Obradoiro en el año 1750.
Fachada principal de la Catedral de Santiago, siempre ambientada por peregrinos que han terminado el camino. |
La ciudad fue declarada Patrimonio Cultural de la
Humanidad por la Unesco en el año 1985; fundamentalmente por dos motivos: el
valor histórico-artístico de su centro histórico y por ser el destino del Camino
de Santiago, una de las manifestaciones culturales y religiosas más importantes
de la Edad Media en Europa.
Como no podría ser de otra forma, la Catedral de
Santiago y la plaza del Obradoiro, son el eje sobre el que gira el centro
histórico de la ciudad. La visita debe centrarse en la Catedral y en las plazas
que la rodean: la citada del Obradoiro, la plaza de las Platerías, la de
Quintana y la de la Inmaculada.
Plaza de las Platerías. En primer término la fuente de los Caballos. |
Para comer o tapear os recomiendo dos calles cercanas a
la Catedral, la Rúa do Franco y la Rúa do Vilar, con sus magníficos soportales,
donde se encuentra la Oficina del Peregrino. Después de pasear y tomar algo en
alguno de los numerosos bares y restaurantes que hay en esta zona, os
recomiendo dar un corto paseo por las empedradas calles de Santiago y llegar
hasta la terraza-jardín del Hotel Costa Vella, un lugar perfecto para descansar
y relajarse tomando un café o una copa en un entorno muy agradable.
Terraza-Jardín del Hotel Costa-Vella. |
2.) Pontevedra.
Es conocida como la capital de las Rías
Baixas y es la capital de la provincia que lleva su nombre, donde, como hemos
visto, se encuentra la mayor parte del territorio que abarcan las Rías Baixas.
Es una ciudad pequeña y llena de encantos.
Su centro histórico, declarado Conjunto
Histórico-Artístico en 1951, está totalmente peatonalizado, lo que hace que sea un lugar ideal para pasear. Está lleno de rincones y plazas encantadoras, donde se puede disfrutar
de su sobria arquitectura medieval. Es un conjunto histórico armonioso en donde
se entremezclan las construcciones populares y los palacios blasonados de la
nobleza, magníficamente conservados.
Lo ideal es perderse sin rumbo por sus
calles, pero existen algunos lugares que es imprescindible visitar. Entre ellos
habría que destacar las plazas de la Verdura, de la Leña y Teucro, héroe de la mitología griega al que
se atribuye la fundación de la ciudad; y la singular Capilla de la Virgen
Peregrina y su entorno, levantada al borde del Camino Portugués a Santiago con
una planta inspirada en una concha de vieira, símbolo de los peregrinos.
Capilla de La Virgen Peregrina. |
Plaza de la Estrella. Al fondo se encuentra la Iglesia de San Francisco y los Jardines de Casto Sampedro, junto a la Capilla de la Virgen Peregrina. |
Además, y no menos importante, las terrazas
que inundan sus calles y plazas son un lugar privilegiado para degustar y
disfrutar de las magníficas tapas gallegas: empanada gallega, pulpo a la feria,
sardinillas fritas (xoubas), chipirones encebollados, zamburiñas y navajas a la
plancha, pimientos de Padrón, queso de tetilla, chorizo al vino mencía, y muchas
otras que te harán disfrutar momentos inolvidables en un marco de ensueño.
Plaza de la Leña. |
Plaza de la Verdura. |
A
mí, particularmente, me gustó mucho la Rúa Figueroa, una calle estrecha que une
la Plaza de la Leña con las plazas de la Estrella y de la Herrería, al lado de
la Plaza de la Peregrina.
Calle Figueroa. |
3.) Combarro.
A orillas de la Ría de Pontevedra, a unos 6
kilómetros de la capital de la provincia, se encuentra uno de los lugares más
sorprendentes, no ya de las Rías Baixas, sino de toda Galicia. Es un ejemplo
único de arquitectura marinera gallega, en el que podremos admirar un conjunto
histórico con numerosos hórreos junto al mar, cruceiros y casas marineras, que
ha llegado prácticamente intacto hasta la actualidad.
Aunque hay muchas personas que dejan el
coche junto a la carretera temiendo no encontrar aparcamiento, dejar el coche
bien aparcado y seguro no es tan difícil como a primera vista pueda parecer. Yo
os recomiendo bajar hasta el puerto y dejar el coche, por un precio módico, en
el aparcamiento público del Puerto Deportivo de Combarro. Hay plazas al aire
libre y cubiertas debajo del edificio del puerto. El centro histórico de
Combarro se encuentra a poca distancia del aparcamiento.
Típico hórreo junto al mar. |
El conjunto histórico-artístico de Combarro
es de reducidas dimensiones y sus calles estrechas, por lo que en algunas
ocasiones y franjas horarias con muchos visitantes el transitar por sus calles
puede ser un poco agobiante. No obstante, aun en el peor de los supuestos
merece la pena su visita.
Casas mariñeiras con sus clásicos balcones apoyados sobre columnas, dando lugar a los típicos soportales. |
Uno de los siete cruceiros que tiene Combarro. |
Fundamentalmente la visita se circunscribe
a dos calles: una junto al agua (Rúa do mar)
y otra en el interior (San Roque) que convergen (A Rúa) y desembocan al final en las plazas “Da Fonte” y “Rualeiro” junto
a la Playa de Padrón.
Cruceiro de construcción moderna (1997) en la playa de Padrón. Es el único de Combarro en el que la Virgen no mira al mar sino a tierra. |
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